viernes, 2 de septiembre de 2016

SENCILLA ORACIÓN


Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota,  entró  a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y, de la  manera más   humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito. 
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida. 
El dueño le pidió que abandonara su tienda. Sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer continuó: "¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda". El dueño le dijo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda. 
De pie cerca del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia. El dueño, preguntó a la mujer: "¿Tiene usted una lista de compra?". La mujer dijo: "Si señor". "Está bien," dijo el dueño, "ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, le daré yo en comestibles". 
La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él. Puso el pedazo de papel, cabizbaja aún, en la balanza. Los ojos de dueño y cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se fue hasta lo mas bajo y se quedó así. 
El dueño entonces, sin dejar de mirar la balanza dijo: "¡No lo puedo creer!". El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza. La balanza no se movió por lo que continuó poniendo más y más comestibles hasta que no aguantó más. El dueño se quedó allí parado con gran asombro. 
Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más asombro.... No era una lista de compra, era una oración que decía: "Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar tus manos". El dueño de la tienda le dio los comestibles que había reunido y quedó allí en silencio. 
La mujer le agradeció y abandonó su tienda.  El cliente le entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y le dijo: "Valió cada centavo de este billete". Solo Dios sabe cuánto pesa una Oración. EL PODER DE LA ORACION. 
Cuando recibas este mensaje, haz una oración. Eso es todo lo que tienes que hacer. Solo detente ahora y haz una sencilla y sincera oración por ti, por los tuyos y por mí, que te lo envié. Entonces envía esto a amigos y familiares. No rompas esta hermosa y sencilla cadena de oración, por favor. Si lo haces solo habrás impedido que muchas personas se detengan por un  minuto para orar por ti y por otras personas que necesitan de Dios. La Oración es uno de los mejores regalos gratuitos que recibimos. No tiene costo pero sí muchas recompensas.  Otra cosa: Nunca abandones a un viejo amigo. No encontrarás a ninguna persona que llene su lugar. Que el Amor de Dios brille sobre ti hoy y siempre.  

LA CLÍNICA DEL SEÑOR


Fui a la clínica del Señor a hacerme una revisión de rutina y constaté
que estaba enfermo:
Cuando Jesús me tomó la presión, vio que estaba bajo de ternura.
Al medirme la temperatura, el termómetro registró
 40º de ansiedad.
Me hizo un electrocardiograma y el diagnóstico fue que necesitaba varios by pases de amor,
 porque mis arterias estaban bloqueadas de soledad y no abastecían a mi corazón vacío.
Pasé a ortopedia, ya que no podía caminar al lado de mi hermano, y tampoco podía dar un abrazo fraternal porque me había fracturado al tropezar con la envidia.
También me encontró miopía, ya que no podía ver más allá de las cosas negativas de mi prójimo.
Cuando me quejé de sordera, Jesús me diagnosticó que había dejado de
escuchar su voz cada día.
Es por esto que hoy Jesús me ha dado una consulta gratuita y gracias a su gran misericordia, prometo que al salir de esta clínica tomaré solamente los medicamentos naturales que me recetó a través de su verdad:
Al levantarme,
beber un vaso de agradecimiento
Al llegar al trabajo,
tomar una cucharada de paz
 A cada hora,
ingerir un comprimido de paciencia
y una copa de
humanidad
Al llegar a casa,
 inyectarme
una dosis de amor
Y antes de acostarme,
tomar dos cápsulas de conciencia tranquila
No te deprimas ni te desesperes
ante lo que estás viviendo hoy.
Dios sabe cómo te sientes. 
Dios sabe perfectamente
qué es lo que está permitiendo en tu vida, 
justamente en estos momentos
El propósito de Dios para contigo es admirablemente perfecto.
Él desea mostrarte muchas cosas que solamente comprenderías estando en el lugar donde actualmente estás ahora y en la condición que vives en dicho lugar.

DIOS MIO BENDICE MI CASA para que sea el hogar del amor y la paz


DIOS MIO BENDICE MI CASA para que sea el hogar del amor y la paz. 
Bendice, la puerta abierta como dos brazos extendidos que dan la bienvenida a mis invitados.  
Bendice, las ventanas que dejan entrar el sol a raudales cada mañana, y por donde se asoman las estrellas del firmamento, que son luces de esperanza para la humanidad. 
Bendice, los muros que nos defienden del viento, del frío, del calor, y que son nuestros amigos en las horas que pasamos en la casa. 
Bendice, nuestra mesa, y los sitios de trabajo diario para que nos ayudes, y el lugar de reposo para que nos guardes del peligro. 
Bendice, el techo que cobija los afanes de hoy, y los sueños de mañana, y que guarda para siempre entre los vivos, la memoria sagrada de los que se han ido al cielo. 
Bendice, la luz de la casa, la madre, la fuerza, y el aliento..... el padre, y que sean benditos los hijos, luz de esperanza, y de sueños futuros. 
Bendice, los sentimientos, las ternuras, el amor, los anhelos que florecerán en nuestras vidas cotidianas. 
Bendice, nuestros pensamientos para que siempre sean puros, y las palabras para que sean rectas, y que nuestros actos en la tierra nos conduzcan a TÍ.  
Bendice nuestras horas de paz y de silencio, para que fortalezcamos juntos nuestro espíritu, y este nos lleve puros hacia TÍ. 
Bendice, nuestros dolores más profundos, y nuestras alegrías porque son el corazón de la familia. 

¡SEÑOR!, QUÉDATE SIEMPRE CON NOSOTROS..... EN TU MORADA..... EN NUESTRA CASA!