viernes, 11 de abril de 2014

Pronto se va mi niña y mi corazón con ella

Carta de una madre para su hija que pronto se va de casa porque se está volviendo una gran mujer adulta.


Mi querida niña, mi princesa, mi bebé:
Quiero dedicarte estas palabras que no fui capaz de decirte en boca, pero que son plenamente reflejo de mi sentir:
Hoy necesitaba decirte muchas cosas, me dices que te vas, que quieres conocer más mundo, explorar y tratar de hacer algo que te realice como mujer, como una chica profesional…
Saber que te vas y que no puedo impedirlo es algo que me llena de sentimientos encontrados: quiero que seas feliz, como tu madre que soy, siempre quiero ver esa sonrisa tuya al decirme “¡mami, que feliz soy!”… pero quedo muda y con el corazón encogido de pena al verte convertirte en una mujer mayor que comienza a emprender la búsqueda de su camino en la vida. Me llena de orgullo saber de lo que ya eres capaz, y a la vez me apena, pues nunca es fácil dejar ir a quien es una parte de mí.
Tu juventud llena mi vida de luz, tus ganas de avanzar, progresar y conquistar nuevos retos me asustan y alientan a la vez. Hija mía, yo sé que hay vida más allá de este hogar y mis abrazos, pero has de saber que te extrañaré tanto que no puedes imaginarlo. Me apena pensar que ya no pueda abrazarte tanto como hoy aun puedo, pues cuando te abrazo siento los latidos de tu corazón,que para mí son la música más bella que se ha llegado a componer porque estamos conectadas por un lazo de amor indestructible, el de madre e hija.
Amada hija mía, he pensado mucho en estas cosas, y ya te he estado extrañando… Pensando en tu marcha y recordando todo lo vivido, he de hacerte saber que renunciaría a todo por ti, y que si volviese a nacer y poder escoger la vida a llevar, sin dudarlo escogería tenerte a ti nuevamente. Eres mi mayor felicidad, eres parte de mí hasta un punto que sólo una madre puede comprender, y te amo más que nada en esta tierra.
Te confieso que me duele verte marchar en busca de una vida para ti, pero también me llena de orgullo. Así es la vida, y te doy mi bendición. Eres mi bebé, mi niña e hija amada, no importa los años que tengas, tú siempre serás mi pequeña princesita, mi amada hijita. Por mayor que te hagas, cada día seguiré rogando a Dios para que te proteja en el camino de la vida y te conceda la madurez necesaria para distinguir lo que está bien de lo que está mal. Camina siempre por el bien y deja de lado lo malo, que de eso en la vida ya hay demasiado.
Estoy segura que sabrás hacerlo, has sido muy bendecida, amada y mimada; eres mi princesa, mi razón de sonreír cada día, y estoy muy orgullosa de ti. Eres irremplazable y una gran hija que va de camino a convertirse también en una gran mujer.
Lleva siempre contigo estas palabras, que mi amor y mi corazón siempre te seguirá allí a donde vayas. Hoy, mañana y siempre seré tu mamá y tú mi bebé, mi hija querida y amada.
Tu madre.

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