“...Nadie tiene el derecho de humillar a nadie. De humillarle por su color de
piel, por su lengua o por su acento, por su lugar de nacimiento, por sus hábitos
de vida, por sus orígenes y tradiciones. Ni mucho menos, desde luego, por
su pobreza o desamparo que le hacen buscar refugio entre nosotros. La raza
más detestada de todas, la más perseguida y discriminada, es la raza de los
pobres... Identidades culturales hay muchas, pero la única identidad civilizada
que de veras cuenta es la identidad humana. Lo que nos hace humanos es el
trato humano. Vivir civilizadamente es convivir con los diferentes. Deberíamos
decírselo a los niños antes de que sea demasiado tarde.”
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